lunes, 21 de septiembre de 2009

Médico del Interior

Para los que somos originarios de ciudades “grandes” el irnos a vivir y trabajar al interior nos significó un cambio drástico en el estilo de vida. Priorizamos un tipo de relación familiar, una forma de organizar los horarios, otros tipos de recreación, distinta manera de encarar nuestra profesión.

Huevos

Hoy como otros tantos días de mi vida en este pueblo recibí de un paciente un regalo que frecuentemente recibo…Seguramente para muchos no resultará nada importante, pero no se por qué en esta ocasión me hizo repensar en aquella decisión que algún día tomé y  reafirmó la idea de que a pesar de todo no me equivoqué.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu publicación me hizo recordar mucho a mi infancia en Guido. A mi papá tambien le obsequiaban y hasta le pagaban las consultas con huevos, pollos, leche. Ahora que yo trabajo en mi pueblo natal, la gente me regala este tipo de productos ( lo último: milanesas de avestruz). Y sabés que? yo tampoco me equivoqué en la profesión que elegí, vale la pena....
Sandra.

Anónimo dijo...

el mejor regalo me lo hizo Contalicio MALAGA que se jugo la vida y me regalo medio kg de asado de tira y 2 chorizos y le costo seguramente un esfuerzo enorme.Creo que lo mejor de un medico del interior es el tiempo que tenes para tu flia y criar a tus hijos en ambiente sano y que sean buenas personas te lo dice quien tiene 3 hijos recibidos

sanador tekura dijo...

Una vez en La Plata un gitano que safó ahí nomás de una EPOC reagudizada muy brava me regaló a una hija.Me dijo que la eligiera entre las que tenía.Que tal?................................Obviamente no agarré ninguna!!!

 
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